domingo, 8 de abril de 2012

El Acueducto Romano y Benedicto XVI en México


Bienvenidos a este nuevo Blog creado simplemente para compartir algunos pensamientos, reflexiones, ideas, etc. La idea de escribir es algo que he tenido en la cabeza por un tiempo y lo único que me detenía es que no suelo ser muy hábil al escribir pero como al parecer hoy en día cualquiera escribe sobre cualquier cosa, y en general lo hacen mal, pues me aventaré también a escribir.
El nombre de Acueducto Romano surgió de un libro del escritor Inglés G. K. Chesterton. (La cuestión: Por qué soy católico. 1929) Al preguntarse sobre si puede el Humanismo o no sustituir a la religión llega a la siguiente observación:
…El humanismo podría recoger todas las piezas; pero ¿podría luego unirlas? ¿Dónde está el pegamento que hace que la religión tenga ese carácter colectivo y popular, que evita que se caiga a pedazos, convirtiéndose en una escombrera de gustos y grados de corte individualista?...El problema de dar con una cultura y una ética duraderas radica en encontrar la forma de conseguir que las piezas se mantengan relacionadas, como lo hacen las piedras que forman un arco. Y sólo conozco un método que proporcione esa solidez: uniendo territorios y épocas con sus arcos gigantescos, y llevando a todos los rincones el río del bautismo sobre un acueducto romano.
Y aprovechando la mención sobre el bautismo, que Chesterton deja muy en claro cuál es la sede de la iglesia verdadera, relataré mi experiencia sobre la reciente visita del papa a México.
El pasado 23 de Marzo llegaba a nuestro país el Papa Benedicto XVI. Mucho se había dicho sobre esta visita. Algunos opinaban que, al no ser Juan Pablo II no tendría el mismo “éxito”, otros, se quejaban del hecho de que unos pocos millones de pesos salidos de sus impuestos se emplearan en invitar a un jefe de Estado que no les interesaba en lo más mínimo. Como si los millones de católicos en este país no aceptáramos gustosos que nuestros impuestos se emplearan en ello.
Al final resultó que millones de personas siguieron de cerca las actividades del Papa en nuestro país y cientos de miles de personas tuvimos la fortuna de poder ir en peregrinación y lo hicimos no para que la visita tuviera “éxito”, no para ver reflejado el buen uso de nuestros impuestos, lo hicimos simplemente porque creemos y tenemos la certeza de que Benedicto XVI es el sucesor de Pedro a quien Jesús le encomendó la difícil tarea de pastorear su Rebaño, de dirigir su Iglesia.
Desde que se llevó a cabo en la Cd. De México, capital del país, el VI encuentro mundial de las familias se dijo que Benedicto XVI no podía venir a esta ciudad debido a la gran altitud por lo que cuando se anunció la visita del Papa a México al saber que no vendría a la capital surgió la inquietud en mi familia de ir a verlo, solo faltaba saber a dónde llegaría. Finalmente se anunció la ciudad de León en el estado de Guanajuato. Cuando empezamos a ver más seriamente la posibilidad de ir mi mamá le habló a su prima que vive allá para preguntar sobre algún lugar para poder quedarnos. Le comentó que no había lugares en los hoteles pero que nos ofrecían hospedarnos en su casa.
Y así llegó la semana en que llegaría al aeropuerto, el viernes nos levantamos como de costumbre para ir a la escuela y saliendo de clases me recogieron mis padres y mi hermano con las maletas en el coche listos para partir. Luego de salir de la gigantesca ciudad... el recorrido por la autopista y llegamos a la ciudad de León cerca de las 8:30 pm. EL papa ya había llegado y ya se había instalado en el colegio Miraflores y solo nos contaron que parecía que había poca gente pero que al pasar el papamóvil todos se emocionaban de la misma manera que si hubiera miles de personas.
Al día siguiente dimos un recorrido sencillo por la ciudad de León, nos sentamos en la plaza a tomar un refresco y en la tarde el papa iba a salir a la ciudad de Guanajuato, de acuerdo a nuestro itinerario impreso el recorrido sería en helicóptero, pero al ver las noticias por la tele en la imágenes se apreciaba un automóvil negro esperando para salir. Nos preguntamos si habrían cambiado el esquema y saldría en coche en lugar de helicóptero. De ser así pasaría a unas cuadras de la casa y podríamos verlo, pero si no podría ser que ni viéramos el coche pasar ni el helicóptero… Tanto tardamos en decidir que el papa salió del colegio y, efectivamente, se fue en coche así que hubo que salir corriendo para poder alcanzar a ver el coche. Mi hermano y yo alcanzamos a llegar justo a tiempo para ver pasar el coche. A través del vidrio se alcanzaba a ver al Papa.
Regresamos a la casa solo para prepararnos para salir de nuevo. No había duda, nos prepararíamos para que al regresar el Papa ahora sí lo pudiéramos ver en primera fila y con más tranquilidad pues no hay duda de que al correr así en estas circunstancias emociona pero también es agotador. Al poco rato salimos de nuevo a la calle para poder tener un lugar en la valla donde pudiéramos apreciar mejor el papamóvil aún ese pequeño segundo en que pasara por ahí. El tiempo empezó a pasar y empezaba a oscurecer. Finalmente unos vecinos en la valla que tenían una televisión portátil comentaron que el papa ya había llegado a León y que no tardaría en pasar. Preparamos las cámaras, algunos muchachos se subían a los árboles, la gente se había empezado a acumular y ya no se veían “solo unos cuantos”. Luego de varias falsas alarmas finalmente comenzó a pasar la escolta, la emoción aumentaba y de repente se divisó a lo lejos el papamóvil con la gran figura de Benedicto XVI, cansado pero eso sí, muy sonriente. En esta ocasión, al pasar, si tuve la oportunidad de tomar una foto con más calma aunque la cámara tomó la situación con más calma de lo normal y el resultado fue que salió un poco borrosa pero se remedia con el recuerdo que guardo que al menos es un poco más nítido.
Luego de que hubo pasado el papamóvil, la gente comenzó a retirarse más contenta de lo que había llegado, nos dijeron que la carretera para ir a la misa del día siguiente en Silao ya estaba cerrada y que había muchísima gente ya acampando en el parque Bicentenario. Debido a que terminando la misa regresaríamos a la Cd. De México, decidimos que lo mejor sería descansar antes de ir a la misa por lo que decidimos levantarnos muy temprano en la mañana para poder llegar a tiempo.
Resulta que por lo general uno no se logra levantar tan temprano como desea y por ello nos ganaron las prisas, la carretera en efecto estaba cerrada por lo que nos mandaron a estacionarnos a media carretera y de ahí tomar camiones que nos llevarían al parque. Ya ahí en efecto había muchísima gente per encontramos un lugar ¡justo enfrente del altar! aunque algunos cientos de metros atrás. En el parque hubo otro recorrido en papamóvil el cual pasó justo a un costado de donde estábamos y lo mejor fue que esta vez sí fue a unos cuantos metros. La misa fue tan profunda y tan sencilla como suele ser la misa de ordinario y el mensaje del papa llamándonos a todos a purificar nuestros corazones fue igual que todos los mensajes de la Iglesia Católica, universales y válidos para todos, sean o no cristianos.
Saliendo de la misa hubo que esperar ¡4 hrs! para poder subir al camión que nos llevara de regreso al estacionamiento. Finalmente valió la pena. Porque poder ver, no a Juan Pablo II, no a Benedicto XVI sino al sucesor de Pedro es y siempre ha sido una gran alegría y un gran consuelo aún cuando solo lo veas de cerca a lo mucho 10 segundos a lo largo de 3 días. Así se relata en los Hechos de los Apóstoles cuando menciona que la gente salía a la calle y sacaba a los enfermos para que al menos su sombra los pudiera alcanzar. (Cfr. Hch 5, 14-15) Y así hubo muchas personas esta vez que querían ver a Benedicto XVI y así habrá en el futuro muchas personas que quieran ver solo pasar o solo ser alcanzados por el Papa pues es realmente por el amor de Dios por quienes están siendo alcanzados y siempre estamos sedientos y en búsqueda de ese Amor.